martes, 24 de febrero de 2009

La reina de la tundra

En la casa de la caridad, en el Casco Antiguo de Palma, apenas pasa más que el humo de los cigarros ensuciando las paredes blancas. La existencia se ha convertido en una suerte de monotonía y la gente se aferra obstinada a una cualquiera de sus pequeñas simplezas. Ya todas las cartas de la vida están gastadas, enfermas de alcohol, de desesperación, de locura o de soledad. Perdieron la partida con la vida y ahora basta descansar.

Pero ella no se quiere quedar. La reina de la tundra no se resigna a este mosaico de lentas derrotas. Ella quisiera calzar sus piernas enfermas en unas botas rojas como aquellas de las que aún guarda el recuerdo y echarse a andar hasta allá donde el mundo se pierde al norte. Porque mientras la mayoría ya no sueña con nada para esta vida, Marina lee y recuerda lo leído, por eso quién sabe si algún día ella cruce una puerta de hierro y nos volvamos a encontrar.

Cuídate mucho, puedes decirle al despedirte, y ella te mira como si quisiera regalarte el mundo por una frase amable. Hay un escritor ruso que se suicidó antes de acabar, quién sabe, muriéndose de frío y hambre en la tundra. Una enorme fascinación por Rusia une a Marina y al joven fotógrafo que aquí la retrata. Por eso yo dejaré que sea Mayakovsky hablando de sus años en la cárcel quien explique:


Quien ve todos los días el sol se enorgullece:

"¿Qué valen estos rayos?", dicen.

Yo

Por un reflejo

amarillo en el muro

hubiera dado entonces todo el mundo.



Atrás queda Marina, rodeada de humo de tabaco y nostalgia. Buscando todavía sus botas rojas, mirando los rayos amarillos reflejados más allá de la simple cortesía.

domingo, 15 de febrero de 2009

PRESENTACIÓN

Hay noticias escondidas en la tristeza de cada día y anécdotas que flotan al margen de las informaciones importantes. Hay poemas mejores que relatos y palabras vanas, hechas de niebla, que derrumban datos y certezas. Hay quien viene y se va de las historias que cuenta. Y hay quien se queda atrapada en ellas. Cada uno enmarca la realidad a su manera, dejarla en las tinieblas –a veces- será la nuestra.

Bienvenidos al Blog del Mediodía.